México esta cubierto en arte. La densidad de decoración puede llegar a
hacer abrumadora. La pintura en pasos a desnivel, casas, autos,
tiendas, postes, cacerolas, bicicletas y cualquier cosa que se quede
quieta el suficiente tiempo para pintarlas. El deseo a embellecer lo
mundano parece ser compulsivo. Ese es uno de los muchos aspectos del
arte visual Mexicano que me identifico. También amo la mayoría de las
cosas que veo. Eso es más de lo que puedo decir de cualquier feria de
arte en la que he asistido.
A principios de este mes acudí a Zona MACO, una feria de arte en la Ciudad de México. Mi trabajo fue presentado en el stand de FIFTY24MX
(México) y fui invitado a acompañarlos. Amo las ferias de arte por
muchas razones: las personas son siempre interesantes, los tragos casi
siempre son gratis y el arte casi siempre es bueno. Pero, como artista
mi razón principal para ir a ferias de arte es para analizar el mundo
del arte. Puedes aprender muchísimo acerca de cómo funciona este negocio
y buscar por grietas en la estructura. El negocio del arte es
principalmente sobre ventajas y si sabes donde empujar y/o jalar puedes
ganar algo para ti. Pero no les voy a contar mis secretos. Solo les diré
lo que vi y lo que pienso acerca de ello.
Llegué a la feria antes de que abrieran, un poco antes de que los
coleccionistas VIP llenaran su ya acostumbrada primera vista. Había un
aire como de iglesia en el lugar, solo roto por una repetitiva rendición
al himno nacional de EUA como parte de un programa de video en un
stand. La audaz movida de llevar trabajo con base en audio a una feria
de arte es arriesgada, solo por el hecho de que puede ser molesta para
los galeristas que están alrededor trabajando y no pueden moverse a
otra parte. El hecho de que estuvieran tocando esa canción en particular
pareció evidente.
La primera cosa que recuerdo haber visto fue el siempre colorido y
divertido stand de Kaikai KiKi. Parece que ellos están en todas las
ferias y siempre tienen lo mejor. La pequeña escultura de Chiho Aoshima
estaba buena, pero las verdaderas joyas eran las pinturas de Chinatsu
Ban. Todas ellas simplemente explotaban con energía sin pretensión
alguna. Uno no ve estas cosas tan alegres y tiernas tan a menudo en una
feria de arte. Podría verlas todo el día.